Curiosidades de la Salamandra

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La “vulgar” salamandra (Ambystoma maculatum), está poniendo en tela de juicio ciertos dogmas muy arraigados en biología.

Hasta ahora se pensaba que los vertebrados, gracias a nuestro sistema inmune adaptativo, éramos capaces de reconocer, atacar y eliminar todo material biológico ajeno a nuestro propio organismo…

Pues bien, parece que estábamos equivocados.

Recientemente Ryan Kerney de la universidad Dalhausie ha encontrado algas unicelulares (Oophila amblystomatis) conviviendo en simbiosis con células de esta salamandra.

La simbiosis parece comenzar de manera simultánea al inicio del desarrollo del sistema nervioso de este anfibio, y  parece prolongarse durante toda la vida del mismo. Pero…

¿Qué obtiene cada organismo de esta relación?

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Parece ser que el alga aprovecha el exceso de nitrógeno de las células de la salamandra, mientras que el alga al realizar la fotosíntesis genera oxígeno y carbohidratos que aprovecharán directamente las células de la salamandra para obtener energía.

De hecho, las algas intracelulares se encuentran rodeadas de mitocondrias (orgánulos celulares encargados de la generación de energía mediante la fosforilación oxidativa).

La relación entre ambos organismos no es obligada, pero sí beneficiosa para ambos. Por ejemplo, las salamandras que no entran en simbiosis con las algas presentan una menor tasa de crecimiento.

¿Cuando se da esta simbiosis?

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¿Cuando entran las algas al interior de los embriones? Los lectores que hayan prestando atención dirán: en el inicio del desarrollo del sistema nervioso, ¿no? Sí y no, me explico: parece ser que es durante este paso del desarrollo embrionario cuando las algas entran en el interior de las células de la salamandra, o al menos cuando resultan detectables, pero podría ser que ya estuviesen presentes en el interior del embrión, e incluso en las células germinales.

¿Como? pues resulta que han encontrado este tipo de algas viviendo en el oviducto de las salamandras hembra. Esto permitiría que la relación entre estos dos organismos se perpetuarse de generación en generación.

Este descubrimiento que para algunos puede parecer simplemente una curiosidad, puede ser mucho más importante de lo que parece.

¿Son capaces de regular las salamandras su sistema inmune adaptativo? y en ese caso, ¿Cómo lo hacen? ¿Presentan un sistema diferente al nuestro o simplemente lo regulan de manera diferente?

Quien sabe, quizá algún día pueda aprovecharse este conocimiento para evitar enfermedades autoinmunes o los molestos problemas de rechazo en los trasplantes de órganos, el tiempo lo dirá.

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